Amanece, pero el sol no entra por mi
ventana,
por suerte la musa se mece dentro
mis sábanas,
y aunque me pase la vida buscando el
polvo de hadas,
continuaré mi camino sin descuidar
el tino, ni bellas miradas.
El campo no sacia mis ganas de agua
salada,
aún así, cambia de vista de triste a
contenta cada mañana,
más veces en alza que envuelto y
preso de pena,
maduramos como la luna, nueva,
creciente y llena.
Nueva...Porque cada día es euforia,
porque asimilamos miseria y seguimos creando historia,
sonriendo a la vida pese a condenas y sus envidias.
Creciente...Porque seguimos nadando contra corriente,
resolviendo acertijos desquitando la presión latente,
de no saber, pero dando firme el paso siguiente.
Llena...Porque te marca como la henna,
porque conseguir lo que ansias es tener una vida plena,
por hacer que no duela caminando gastando suela.
Y aunque a veces mengüe, disfruta y sé valiente,
porque el ciclo de la luna protege a quien se defiende,
y ver que cuatro estados tiene y que se repiten,
es la clave de feliz ser y hacer, sin complicaciones.
