Contemplando una luna llena,
me doy cuenta de su esplendor,
aún careciendo de luz propia,
su brillo penetra en mi interior.
Perdida espera, y siempre atenta,
por si aparece un conquistador,
acercarse a ella y hablar, no basta,
hay que perderse en su corazón.
Distante pero estando en calma,
aunque dos caras y con razón,
con la mirada un idioma habla,
que influye de lleno con decisión.
Su lado oscuro y no por terror,
queriendo escapar, de
la nada,
oculta lejos de los rayos del sol,
se cuestiona así su vida pasada.
A la vista de todos y a traición,
el lado que muestra, si la miran,
castigada en alma y
por emoción,
su mejor cara es solo pantomima.
Cual brilla por una social condición,
pero en su interior se siente atrapada,
porque a nadie le importa su atención,
y así su lucha por sentirse aceptada.
