Con la mirada perdida, el horizonte,
y la mar mostrando toda su bravura,
constante, intensa y fuerte su oleaje,
al son de los ciclos al girar la luna.
Mentirosa, si no se muestra salvaje,
esconde tras su manto la hermosura,
quiere prevalecer siempre en auge,
y consigue no perder la compostura.
Intentamos que su espacio mengüe,
maltratando así su cordial cordura,
sin alertarnos por el daño que surge,
cuando perdemos respeto por natura.
Restaurando todo sin salirse de su eje,
penetra siempre por cualquier ranura,
si atentos escuchásemos su mensaje,
evitaríamos caer en esta cruel locura.
Que se produce en silencio, a oscuras,
susurrando de fondo en las paredes,
avisando de que habla siendo muda,
porque sabe el secreto que le precede.
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