Ando por este camino,
vereda de tierra mojada,
brisa húmeda y salada,
y ciertos olores a pino.
Paisaje que es divino,
su flora esta plateada,
esa canción marchitada,
por mestizar el destino.
Un pinzón azul con su nido,
esa cabrita esta olvidada,
calvario e historia sagrada,
Canarias, el pueblo alzado.
Recorriendo casi sin freno,
Y sin apartar la mirada,
el padre Teide y cañadas,
dirijo mi rumbo a Teno.
El sol con sus trazos finos,
muéstrese la tarde en caída,
La Palma
queda bautizada,
y la mar su manto de lino.
Al llegar, el faro encendido,
por momentos esta iluminada,
La Gomera
enfrente callada,
la deleito y miro encantado.
Lo recuerdo siendo yo niño,
Arenas Negras, cumbre nevada,
Caletillas, Adeje, playa soleada,
mi arenal, por ellos mi cuño.
Después de todo mi empeño,
la imagen queda velada,
y el alma esta envenenada,
Al ver que todo era un sueño.
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