Uno, voz que derriba los muros,
oportuno calor al desnudo,
crudo es mi corazón seguro,
que sigue volando y subiendo pisos,
Dos, aires y tinta entre los dedos,
húmedos como vientos alisios,
ríos descritos, caminos y mundos.
placeres profundos, sin estrés.
Tres, entro por todos mis enseres,
interés me hace cuadrar las luces,
feligrés viviendo entre papeles,
como un ciprés yo soy neutro.
Cuatro, anémico estado del rostro,
teatro para una mente y su astro,
lustro es el tiempo que cronometro,
registro los meses que desaparezco.
Cinco, dosis letal de ánimo frenético,
terco el bolígrafo que busco,
ronco entre versos dando brincos,
me luzco con tu brillo de énfasis
Seis, jinete que fluye con su fusil,
sutil ese sentimiento del iris,
bilis por expandirte cual tesis,
al escribir para poder reírte.
Siete, capricho de ser con arte,
mojarte en deseo y plasmarte,
esconderte de lo malo, camuflarte,
soplete que arde y tan ancho.
Ocho, leve el árbol del corcho,
sospecho que fue y trasnochó,
echó cenizas de despecho,
lecho que llenó de nieve.
Nueve, lucidez encima de una nube,
cubre de miel tus bordes y relieves,
breve locura de coger la nieve,
mueve las formas cual ajedrez.
Diez, Ninguno y todas a la vez,
sensatez que se mece con tu tez,
rapidez para escribir, Palidez,
insipidez es empezar, y crudo.
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